viernes, 14 de febrero de 2014

LAS FLOWERS - Capítulo 12.

NADIA.

Después de la interrupción con Barny salí pitando de la casa, sabía que iba a haber bronca. Contaba mis pasos, dos pasos hacia la derecha. No me podía creer que Luce no me hubiera contado nada.

 Tres hacia la izquierda. Estaba embaraza y lo más importante de todo: estaba de Barny. 

Cuatro en dirección recta.

Sabía también la charla de Clary y Angie, tampoco habían contado nada a nadie.  

Diez pasos en diagonal, el espectáculo de Angie y Remy, tampoco lo habían mencionado...

Piso 16, subiendo.

-¿Nombre completo de agente? –decía la voz metálica femenina. 

- Nadia Pedreño – dije seria y enfadada, mis amigos no me contaban nada, aunque yo tampoco les contaba nada. 

- Por favor, deposite sus armas en el cajón que tiene a la derecha…- la voz metálica, siempre diciendo lo mismo. 

Saque de mi chaqueta tres pistolas, de mi bota una navaja y de mi cabeza mi horquilla afilada, cuando las deposite en la caja, estas desaparecieron, dejándome ofensiva, aunque todavía sabía utilizar algunas llaves. Se abrió el ascensor. 

Pasé caminando lentamente hacia la sala de entrenamiento. Como siempre, estaba oscura, llena de armas y el suelo tenía pintado rayas de colores, donde se suponía que tenía que colocarme y entrenar.

No se divisaba a nadie en la sala, así que me dirigí al vestuario, donde me cambié de ropa, me puse un top y unos pantalones elásticos negros. Cuando me recogí el pelo en una coleta, me dispuse a ir a encender el altavoz, donde puse: Hot Chelle Rae - Tonight Tonight . 

Me coloque en la raya amarilla y salí corriendo hacia la raya roja, que estaba al otro extremo. Así lo hice sucesivamente. Iba pensando mientras corría.  

Mis amigos me estaban ocultando cosas, no podía confiar en ellos: Barny y Luce iban a tener un hijo; Clary y Angie, habían tenido una conversación; Remy quería a Carter y a Angie… El único que se salvaba era Carter. 

Necesitaban a una persona cualificada en la misión, una persona que conocieran a Angie, Clary, Luce, Remy, Carter y a Barny… Y solo tuvieron que hacerme una llamada por teléfono quedar en un sitio y revelarme su mayor secreto y su gran misión, dos meses más tarde acepté y ahora estoy mentida en la ONCA; organización nacional de captura de asesinos. 

Cuando tenía 15 años mataron a un gran productor de discos llamado Lucían, resultó que éste era un gran traficante de joyas. El caso se quedó cerrado unos meses, pero volvió a restaurarse antes de que me hiciera famosa, con el grupo de Las Flowers. 

En esos días, mi actual jefe; un señor de unos 43 años con un bigote gordo negro, una barriga llena de líquidos alcohólicos, un pelo corto y un acento finlandés, llamado Sebastián, me ofreció un trabajo. Ese trabajo iba a ser un trabajo difícil y complicado, pero sabía a lo que me arriesgaba, si me pillaban, cosa que no debía pasar, porque perdería a mis amigos y sin ellos…Bueno… no soy nada. 

Sebastián me ofreció un trabajo que no podía rechazar, porque cuando había entrado en ONCA tenía que firmar un contrato donde tenía que aceptar todas las misiones que se me propusieran. Y con este jodido contrato, me obligaron a participar a encontrar al asesino de Lucían, que según las pruebas es uno de mis amigos…  Por eso, tengo cámaras por todas las habitaciones, me entero  de todo… De momento no he encontrado nada sospechoso de ninguno de mis amigos, estoy segura que ninguno de ellos es el culpable, pero no puedo dejar el caso, me tienen encadenada a este trabajo y lo peor de todo es que son mis amigos, no cualquier persona anónima que podría ponerles unas esposas si quisiera. 

De repente apagaron la música. 

Mi jefe Sebastián me miraba atento… Estaba agotada de tanto correr y sudada, pero lo devolví la mirada, odiaba aquel hombre. 

- Nadia, no empecemos, ¡firmaste un contrato! – dijo tristemente. 

- ¡Contrato que me obligaste a firmar! – grite furiosa. Era verdad, si no hubiera firmado el contrato, todo el mundo sabría que estoy en la ONCA y la gente me odiaría, ya que matamos a gente aquí. 

-Vamos tenemos que revisar los videos y ¡tengo una sorpresa para ti! – me dice alegremente. 

Paso a su lado sin mirarle y me dirijo hacia el cuarto de video, donde captura todos los videos que captan las cámaras de nuestro apartamento, que estas están colocadas en todos los cuartos. Vamos cada día para revisar si hay algo sospechoso pero nunca hay nadie, aunque Sebastián cree que si. 

-¿No quieres saber la sorpresa? – me pregunta emocionado.

- ¿Me ves con cara de sorpresa? –pregunto secamente. Me mira mal, el pobre señor nunca ha tenido hijos y con ya 41 años, no creo que tenga, así que se desespera conmigo. 

-¡Vas a tener un compañero con tu misión! – dice sin mucho entusiasmo. 

-¿Qué? – pregunto enfadada. 

- Lo que has oído Nadia. 

-No, ni de broma – digo malamente – No pienso tener ningún compañero. 

- Pues estas obligada – dice Sebastián tristemente. Bufo. ¿Es que no pueden dejarme tranquila?. 

-No por mucho tiempo – digo sonriendo – el contrato acabara dentro de dos semanas.

 - Ya será un lastima perder a nuestra mejor agente – dice mi jefe sinceramente.

Llegamos al cuarto de vídeos y ponemos los vídeos. En uno sale Carter hablando con Remy, se les ve pelear y entonces…. “Me tengo que ir”   dice Carter. El mundo se me viene abajo solo quiero gritar, gritar a todos  que no es justo. “No sé cuánto tiempo será… Y me iré con mi tía unos meses para relajarme un poco, estoy un poco agobiado y necesito desconectar del todo el mundo…” dice Carter a Remy. 

Lo estoy contemplando y ya sé que con sus gestos está mintiendo. Pues la lleva clara si cree que  voy a desconectar de él, sabe perfectamente que lo voy a amarrar a una silla con cadenas cuando pise mi apartamento. 

Lo que no sabe es que le voy a sacar la puñetera verdad de una vez.  

Él no me puede mentir y creerme, estoy bastante cabreada con él por esto último. Sebastián me mira con ojos abiertos, supongo que sospecha de Carter. 

-Ya sé que estoy bastante buena…Pero me incomodas  – le sonrió. 

- La verdad si es que estas bastante buenas… encima llevando esas mallas… - dice una voz a mis espaldas. Me giro en redonda, me suena mucho la voz y entonces… 

-Álex… – digo sin respiración. 

Me está mirando de arriba abajo. 

-El mismo... – dice riendo. Ahora soy yo la que mira a Sebastián con ojos abiertos.

-¿Qué hace el aquí? – le espeto. 

- Es tu nuevo compañero de trabajo – sonríe – Tuvo una confusión y te entrevisto, en realidad tenía que espiar a Angie, pero se confundió de chica…. Miro Álex y una sonrisa a soma por mi boca. 

-¿En serio? – Le pregunto divertida – Sebastián creo que te mintió, no pudo haberse confundido porque su “jefe” me llamo e insistió en que fuera yo. No Angie. 

Me mira unos segundos y se vuelve a Sebastián. 

-Es verdad…. Solo quería conocerla… - me guiña un ojo y se vuelve a la pantalla donde está la grabación de la conversación de Remy y Carter- Bueno… entonces ya tenemos a un sospechoso… - señala con el dedo a la pantalla donde esta Carter. 

- No – niego con la cabeza- No tenemos ningún sospechoso… Carter no mato a Lucían y estoy completamente segura…  

- Nadia, se que quieres a tus amigos, pero unos de ellos mato a Lucían y hay una pista que marca a Carter. Se va porque aquí en Londres no está seguro, sabes perfectamente que ha mentido a Remy, se ve claro – me dice Sebastián.  

Le miro seria, y siento que Álex me agarra el brazo. 

-Ni te ocurra… - me dice en susurros en mi oído. 

- Ha culpado a uno de mis amigos… - apretó los puños y le echo una mirada asesina, ahora si que se ha ganado un puñetazo. 

Me abraza por detrás y me saca de la habitación, disculpándose con Sebastián. 

-Pequeña, tranquila… -me dice una vez que estamos fuera del la habitación de video- No es su culpa que tu novio se valla….  

Le pego un puñetazo a Álex. 

-No es mi novio…. – le miro mal. Álex ríe y se toca en la mejilla, donde le he dado el puñetazo. Se le está poniendo roja. 

-Se te ve bien, cuando te pones agresiva…. – me mira con sus ojos verdes grandes. 

Me vuelvo y me dirijo al ascensor, donde recojo todas mis armas. Álex viene corriendo detrás de mí y se coloca al lado mía dentro del ascensor. Le doy al botón para que me baje a la ciudad, hacia el aire y hacia la calle. 

-¿A dónde vas? – me pregunta curioso. 

- A averiguar dónde va Carter.

Salgo a la calle y me dirijo a mi apartamento. 

viernes, 10 de enero de 2014

LAS FLOWERS - Capítulo 11.

REMY.

Siempre he sabido que estaba enamorado de un chico fantástico, al igual que también sabía que amaba a una chica bastante distinta a Carter.
Pero necesito sentir lo que siento cuando estoy cerca de Angie, tranquilidad, aunque no lo muestre, solo le haga ver lo enfadado que estoy con ella. 

Me miro en el espejo y veo a un chico joven, con el pelo color marrón claro, unos ojos verdosos y un cuerpo musculoso.


Estoy poniéndome una sudadera negra, cuando aparece Carter por la puerta de mi habitación.
Me mira a los ojos y sonríe.
Parece que Angie no ha dicho nada de nuestra pequeña conversación antaño.


- Barny ha venido…. Tú hermana está hecha un caos. -me dice Carter canturreando- Yo de ti iría y la calmaría.


Me acerco a él descalzo, sin hacer ruido alguno y le revuelvo el pelo. Parece un gesto muy infantil pero me encanta hacerle pasarle las manos por el pelo y ver cómo frunce el ceño por consecuencia.


- No creo que nadie la pueda calmar ahora, ya ves cómo se pone cuando está cabreada, y será peor que yo vaya, sabes que odio a ese tío…- me tapo la boca en cuanto pronuncio esto último- Lo siento, me olvidaba que era tu amigo…


domingo, 29 de diciembre de 2013

LAS FLOWERS - Capítulo 10.

LUCE.

Desde que era pequeña siempre soñé con un vestido gigantesco de boda, de color blanco, con un bonito velo de lino adornado con florecitas y una inmensa cola; con una celebración a lo grande, en una gran iglesia con mucha gente, familiares y amigos, todos ellos invitados a mi gran evento; y con mi príncipe azul, por supuesto, el hombre perfecto para mi, vestido con traje para la ocasion, esperándome delante del altar con una deslumbrante sonrisa.

Soñé con tener hijos, y formar una gran familia feliz; hasta quería tener un gato, llamado Buttecup. 

Ahora que tengo 17 años, sé con toda seguridad que los príncipes azules no existen. Ni podré tener un gato, ya que soy alérgica. Tendré un bebé, si, pero no con mi príncipe azul, sino con un chico que le partio el corazon a mi mejor amiga y que no conozco casi nada, pero creo estar enamorada de él, aunque duela.

He despertado de mi cuento de hadas. 

Todavía pienso en la escena que monte delante de mi terapeuta. Debe de creer de verdad que estoy loca. 

Pero es que odio tanto a Barny cuando me pone de los nervios y a la vez, lo amo. 

A lo mejor no es amor, sino deseo.

No, no puede ser deseo, porque me hace demasiado daño para ser solo un simple capricho...

- Luce, te toca… - me dice Clary, tocándome el brazo. Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos, y me centro en los tres pares de ojos que me miran expectantes a que cuente algo interesante. Algo divertido, algo triste o simplemente alguna preocupación que necesite hablar de ella o pedir consejo.

Sip, en este momento necesitaría un buen consejo. Pero claro, para eso ya tengo a mi terapeuta, a la que veo  dos veces por semana.

Estamos sentadas alrededor de una estufa improvisada, aun faltan comprar algunas cosas para que la casa este mas completa. Estamos tomando palomitas, pero las que yo cojo para llevármelas a la boca lo hago de una manera desanimada, no como usualmente hago cuando hay palomitas, que es tirarme a por el bol entero aunque estén recién salidas del microondas y quemando. Me parece que de vez en cuando Nadia me mira por el rabillo del ojo, notando que mi bol de palomitas esta prácticamente lleno, así que comienzo a comermelas un poco mas rápido para que no sospeche nada.

La velada la había abierto Angie, dandole las mil gracias a Nadia por habernos conseguido esa cena benéfica en la que habrán famosos como su querido Justin y que, gracia a eso, tendrá la oportunidad de conocerlo.

Ella le ha restado importancia al asunto con un movimiento de manos, diciendo que todo es gracias a su guapo, atractivo, encantador, sexy y mil adjetivos mas que ha usado para describir a su entrevistador Alex. Le brillaban los ojos mientras contaba como le había invitado a tomar cafe y lo bien que la había tratado. También nos hemos reído de la vieja táctica que usó para averiguar si tenia novia. La verdad es que se le veía muy ilusionada con ese tal Alex guapo-encantador-sexy entrevistador.

También nos ha anunciado que tendremos una pequeña actuación en la gala, donde cantaremos una canción que nosotras elijamos, y que cuando acabemos debemos dar publicidad y presentar nuestro gran concierto de la semana que viene.

Ahora ha llegado mi turno de hablar. Guardo unos segundos de silencio antes de responder:

-No ha pasado nada interesante...- contesto, mirando fijamente el recipiente con las palomitas.

Bueno, si ha pasado: estoy embaraza, me he dado cuenta de que amo a Barny, que estoy engordando varios kilos por culpa del embarazo, que cada vez que me levanto me mareo ligeramente y que todos los olores me parecen el doble de fuertes que lo usual.

Pero sobre todo me estaba pasando algo que no he hecho en años, y es que estoy mintiendo a mis amigas.

Eso es lo que debería decir, pero no lo digo. Sé que estoy siendo estúpida, ellas no me juzgarán por los errores que haya podido cometer, es más, me ayudarían a sobrellevar esto, no me sentiría tan sola a la hora de soportar esta carga.

Pero hay algo que me impide soltar todo del tirón, y es el miedo y la inseguridad.

¿Y si estoy equivocada? ¿Y si cuando se enterasen me echarían del grupo porque no quieren a una adolescente embarazada porque les daría mala fama? ¿Y si Clary no me habla de por vida por haberme acostado con su novio a sus espaldas? ¿Y si Las Flowers se separaran por mi estúpido comportamiento y mi constante manera de actuar impulsivamente?

No, no, no, y no. Desde luego el feto estaba afectando a mis neuronas. Ni en un millón de años pasarían ninguna de esas cosas. Por dios, son mis mejores amigas desde los tres años y, a no ser que la fama les haya comido el cerebro (cosa que no es así), ninguna de ellas haría lo que una mínima parte de mi cerebro piensa que harían.

Antes de que mi subconsciente empezase de nuevo a sugerir otras nuevas situaciones, Clary empieza su relato sobre su encuentro con Harry.

-Andaba tranquilamente esta mañana por la calle, bueno tranquilamente no, me tenía que ir metiendo por callejones oscuros, para que los fans no me pararan, pues en ese momento me apetecía estar sola y pensar. Estaba pensando en ir a una cafetería que sabia que no estaría abarrotada cuando de repente me choque con un chico. Me caí al suelo y me ayudó a levantarme, y cuando por fin le vi la cara y supe con quien estaba hablando casi que pongo como una loca. Obviamente no grité, no quería asustarlo -aclara- Lo mas raro de todo es que sabía quien era yo. Empezamos a hablar de lo que la fama suponía, el placer de saber que había millones de personas que cantaban nuestras canciones pero que a veces deseábamos tener privacidad… Después de decirme eso, una fan, apareció en el callejón de repente y se quedo parada con la boca abierta, balbuceando. Ibamos a acercarnos por si quería una foto, pero entonces se puso blanca y se desmayó, sin mas. Tuvimos que llamar una ambulancia y cuando vimos que empezaba a haber demasiada gente y que la chica estaba bien atendida, nos fuimos y me invitó dar un paseo en su coche. Nos fuimos volando de la ciudad, hasta una residencia de señores mayores, que nos sonreían todo el rato y eran la mar de amables.– Clary sonríe, al terminar la pequeña historia. 

Nadia, Angie y yo empezamos a reírnos. 

- ¿Así que tu primera cita con Harry Styles ha sido en una residencia de señores mayores? – dice Angie, intentando aguantar la risa. 

- ¡No ha sido una cita! – grita Clary, arrojándole las palomitas que le quedan en el cuenco. 

-¡Lo que tú digas! – dice Nadia, riéndose con Angie y levantando las manos en alto. 

- ¡No hace gracia! ¿A que no, Luce? – me pregunta Clary, con una pizca de esperanza. 

- Bueno… Clary, hay que reconocer, que si hace bastante gracia… - digo, riendo. 

Me lanza un cojín, desde la otra punta de la habitación y Nadia, Angie y yo, empezamos a poner las manos en forma de corazón y a cantar que Harry y Clary, nuevos novios serán. Ésta se esta poniendo roja haciendo contraste con su pelo azul ahora recogido en dos trencitas, y se desencadenó una guerra de almohadas.

- ¡Mira que te gustan los cojines! - le dice Angie a Clary, lanzándole uno que le da en toda la cara.

No sé cuánto tiempo estamos así, pero pasa bastante, hasta que llaman a la puerta. 

Nadia se levanta con todo su pelo rosa despeinado y oímos como abre. Al segundo entra en el salón blanca y con expresión sorprendida y algo hastiada. Detrás de ella aparece un sereno Barny. 

Se acabo la felicidad que teníamos hace unos segundos. 

jueves, 19 de diciembre de 2013

LAS FLOWERS - Capítulo 9.

ANGIE.

Estoy de acuerdo con Clary, esto no puede seguir así, necesito saber qué es lo que Remy piensa que le he hecho para que se comporte tan fríamente conmigo. Por más que pienso en algo que le he podido hacer desde que nos conocemos, no se me ocurre nada excepto que lo de su mascota. Que, aunque sea algo de lo que no se pasa desapercibido, no es para guardarme tanto rencor tampoco. 

Voy a la cocina dispuesta a aclarar las cosas y cierro la puerta tras de mí. Sé que va a ser complicado tener esta conversación, pero debo tenerla, sobre todo por mi bien psicológico. No puede seguir haciendo que me sienta culpable de algo que ni yo sé lo que es. 

Remy está cortando una tarta de chocolate; y o no se ha dado cuenta de que he entrado, o simplemente no quiere darse cuenta. Ya me he acostumbrado a que me ignore.


Esta cantando una canción: Shouldn't Come Back de Demi Lovato.


Me sorprendo de que le guste, pero más aún de que esté cantando mi canción favorita, aunque sé que no sabe que lo es.


Tiene una voz suave, al igual que su hermana. Es bonita y expresa lo que siente.
Sigue cortando la tarta y cantando sin mirarme.
Me pongo enfrente de él, y alza sus ojos hacia mí. 
Remy no es para nada feo, tiene un pelo marrón claro ondulado, de esos que te encantaría pasar la mano por él. Sus ojos, que ahora me miran extrañados, son entre verdosos y marrones; tiene una piel blanca como la de Clary, y un cuerpo musculoso, casi de atleta. Remy no es gay, es bisexual, nos lo confesó hace un año o así, cuando tomó la decisión de decírselo a Carter cuando llevaban algunos meses juntos. Tiene un año menos que yo, pero no lo aparenta, ya que me saca una cabeza.

martes, 17 de diciembre de 2013

LAS FLOWERS - Capítulo 8.

CLARY.

Estamos sentados en una mesa larga y, en mi opinión, muy fea. En ella hay toda clase de pizzas: con champiñones, cuatro quesos, vegetariana, con bacon…

Hoy es el día donde hacemos la reunión de Las Flowers. La llevamos a cabo todos los viernes desde hace unos años, desde que nos hicimos conocidas y no teníamos demasiado tiempo para hablar entre nosotras tranquilamente sin necesidad de estar esperando en un camerino a que saliésemos al escenario o al plató de una entrevista. A
sí que acordamos que los viernes diríamos todo lo que nos había pasado en la semana, o simplemente veríamos una peli o charlaríamos sobre cosas sin importancia al calor de la chimenea. Hum, bueno, chimenea aún no tenemos. El caso es que nunca perdimos la necesidad de tener un rato para nosotras cuatro, como en los viejos tiempos.

Sé que parece que para estas cosas se necesita un montón de confianza, porque no sabes si lo que te va a decir la otra es verdad o no.
Pero nos conocemos desde pequeñas, y podría jurar o poner la mano en el fuego que ninguna de nosotras está ocultando nada.

Cenamos todos tranquilos y despacio, saboreando cada bocado de la pizza. Menos mi hermano Remy, claro. Devora la pizza como si fuera un participante de Los Juegos Del Hambre, y acabara de llegar a su hogar muy hambriento. Si no conociera su impaciencia por todo, diría que es que en su casa no le dan de comer.


- Carter, ¿podrías por favor explicarme pausadamente en que te fijaste de mi hermano pequeño? –le digo bromeando.


viernes, 13 de diciembre de 2013

LAS FLOWERS - Capítulo 7.

CARTER.


No sé cómo decir todo lo que me está pasando, no debería abandonarlos en este preciso momento, pero sé que debo hacerlo por el bien de todos.

Pero mucho más por Nadia y por Remy que por cualquiera. Pero a la misma vez sé que va a ser más por Nadia que por Remy, a pesar que tendría que ser al revés.

Pienso en todo lo que he hecho en la vida, en lo que me ha costado entrar en la selección Española de baloncesto y lo que voy a perder cuando me vaya.

Sobre todo lo que voy a perder alejándome de aquí: 
Mis amigos, mi novio, mi familia... Pero tengo que ser fuerte y pensar que todo lo que voy hacer va a ser por ellos, para no hacerles sufrir tanto. No se lo merecen.

Nadia me está poniendo al día. Me cuenta todas las cosas que ha hecho en Londres junto a Las Flowers. También me comenta lo de los pases gratis a la cena benéfica que les ha invitado Álex y de lo histérica que se ha puesto Angie cuando le han dicho que iba a conocer a su ídolo.


Ahora que veo a Nadia tan feliz, contándome todo, sé definitivamente que va a ser la más complicada de despedir.


- Entonces, ese tal Álex, ¿sólo te entrevistó o te dio su dirección? – le digo, alzando una ceja.


- Sólo hicimos la entrevista – dice tímidamente.


martes, 10 de diciembre de 2013

LAS FLOWERS - Capítulo 6.

NADIA.

Llego al edificio de nuestra nueva casa sonriendo. Como nos íbamos a quedar mucho tiempo en Londres decidimos alquilar una casa aceptable para estar todas más a gusto y tranquilas. Angie me había mandado un mensaje diciéndome que ya estaban todos allí, esperándola. No podía esperar a ver la casa en persona.

Todavía tengo en mente la entrevista, pero sé que eso no es lo que me tiene tan ensimismada, si no Álex… Sus ojos azules, su pelo negro, su cara... Parecía un ángel sacado del cielo.

Otro pensamiento me asalta. ¿Qué demonios estaba haciendo Clary en el coche de Harry Styles? Me lo explicará, seguro. Si no por la buenas, tendrá que ser por la fuerza.


Saco mi nueva llave del bolsillo del pantalón. Peleo con ellas hasta que consigo abrir.


Entro a nuestra nueva casa, aunque más que un simple piso en Londres, es una mansión, con una terraza grande, 8 habitaciones, un salón enorme, un cuarto de baño inmenso y un estudio de música. 

Sip, muchos metros cuadrados.

Todavía quedan unos cuantos días para nuestro gran concierto, pero cada vez que pienso que voy a actuar delante de millones de personas se me revuelven las tripas.